CITA A CIEGAS (O NO TANTO) CON TODO MUERE
Cita a ciegas (o no tanto) con Todo muere
(Cómo sobreviví a una noche con Aura, Mari Paz y Sere)
Llegué puntual. Iba con ganas de pasarlo bien, y aunque una cita con ellas, siempre es sinónimo de diversión, tenía esa sensación incómoda de que algo iba a estallar, de que no sería como otras veces. En la mesa me esperaban tres mujeres que no sabían lo que era pasar desapercibidas.
La primera en clavarme la mirada fue Aura Reyes. Su expresión decía: “tengo cinco planes de huida y uno de venganza”. No es que desconfiara de mí… desconfiaba del planeta entero. Y con razón. Su vida no admite distracciones.
A su lado, apoyada como quien domina el terreno sin abrir la boca, estaba Mari Paz. Ex legionaria. Brazo de hierro, lengua afilada. Carácter blindado por dentro y por fuera. Si los thrillers tuvieran ejército, ella sería coronel. De los que no aceptan rendiciones.
Y entonces apareció Sere, con esa sonrisa que no encaja con la tensión del ambiente. Una sonrisa que, si la analizas dos segundos más, ya sabes que es el preludio del caos. Como si llevara dinamita en el bolso y estuviera esperando que alguien pulsara el botón equivocado.
Ahí entendí que esto no era una cita. Era una encerrona. Y Juan Gómez-Jurado había vuelto a hacerlo.
El inicio del fin
Todo muere no es solo el cierre de una historia. Es el final de una fuga. De una persecución emocional que empezó con fuego (Todo arde), se complicó con sombras (Todo vuelve) y ahora explota en varias direcciones a la vez. No necesitas haber memorizado los tomos anteriores, porque el propio libro dedica su primer tramo a ponerte al día sin que te suene a resumen barato. Es como reencontrarte con alguien después de años: primero el "¿te acuerdas de…?" y luego, de golpe, otra vez metidos en líos.
Una historia que no se detiene
A mitad del camino, cuando ya crees saber por dónde va la cosa, Gómez-Jurado se suelta la coleta. Ciudades que cambian, pistas que se cruzan, aliados que no sabes si lo son. La acción se dispara —literal y narrativamente—. Ya no estás leyendo. Estás corriendo. Y lo peor (o lo mejor) es que no sabes en qué dirección.
La narrativa sigue siendo marca de la casa: capítulos cortos, cliffhangers a mansalva, frases que golpean más que describen.
El final que no esperabas (aunque sí necesitabas)
No, no voy a hacer spoilers. Pero sí voy a ser honesto: el final ha dividido a los lectores. Algunos lo han amado, otros han arqueado una ceja como diciendo “¿ya está?”. Y ahí está su truco. No es un cierre complaciente. Es uno que hace pensar, que incomoda, que obliga a releer ciertos pasajes con otros ojos. ¿Audaz? ¿Valiente? ¿Cabreante? Depende de cómo hayas vivido el viaje.
Lo que está claro es que el círculo se cierra. Y aunque alguna puerta quede entreabierta, es evidente que lo que tenía que morir, muere. Pero no sin dar guerra hasta el último suspiro.
¿Vale la pena?
SI. Especialmente si has llegado hasta aquí desde el primer volumen. Si te enamoraste de la forma en que Gómez-Jurado mezcla inteligencia, acción y corazón. Si disfrutas con personajes imperfectos que se rompen, se reconstruyen y siguen adelante aunque les falten piezas.
Yo soy de los que piensan que este no es el mejor libro de la serie, pero desde luego que si has disfrutado de las citas anteriores, no puede dejar de sumergirte en la vorágine de este final que no es un final, más bien un hasta pronto.
¿Es el mejor libro de la trilogía? Para muchos, no. ¿Es el cierre que merecía? Muy posiblemente sí. No todas las historias acaban con fuegos artificiales. Algunas acaban con silencios que dicen más que mil explosiones.
Todo muere, pero no todo se olvida.
Y esta historia, desde luego, se queda un rato largo.
Me encanta como das vida a los personajes participando en la historia como uno más. Habia leido la trilogia de la reina roja y apetece acudir a esta nueva cita.
ResponderEliminarGracias Cristina. Es una idea que ya había llevado a la cuenta de instagram y ahora he querido traer al blog los libros que voy leyendo.
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