EL FIN DE UNA ERA. OZZY VUELVE A CASA

🕯️ Ozzy ha muerto. Y con él, una parte de todos nosotros.

22 de julio de 2025.

Hoy no era día de publicación en este modesto blog.  Pero tampoco podía dejar de homenajear al que ha sido uno de mis cantantes favoritos, de mis figuras legendarias, de mis iconos. 

No hay forma fácil de decirlo: Ozzy Osbourne ha muerto.
Y aunque lo intuíamos —por su voz quebrada, por sus pasos lentos, por esa batalla silenciosa contra el Parkinson— el golpe ha sido brutal. Como cuando se apagan las luces después del último bis, y sabes que ya no volverá a salir. Que ese aplauso sí era el final.

Ozzy no era solo el Príncipe de las Tinieblas. Era el alma de una generación. Era el tío raro del barrio que gritaba cosas oscuras y extrañas, y al que luego todo el mundo respetaba porque resultó ser el primero en hacerlo de verdad. Porque cuando el resto iba Ozzy ya estaba de vuelta. 

Hoy, su familia ha emitido un comunicado breve, devastador en su sencillez:

“Con una tristeza que no se puede explicar con palabras, informamos que nuestro querido Ozzy Osbourne ha fallecido esta mañana. Estaba con su familia, rodeado de amor. Pedimos que se respete nuestra privacidad”.
— Sharon, Jack, Kelly, Aimee y Louis.

Y ahí nos quedamos, en silencio, mientras en el fondo suenan los primeros acordes de “Diary of a Madman”.

Aún lo recuerdo bajando en su trono en el Pabellón de Deportes con el gran Jake E. Lee... Con sus cubos de agua, con sus murciélagos y con su "WE LOVE U ALL"

🧠 Ozzy fue muchas cosas. Pero, sobre todo, fue real.

Pionero, excesivo, valiente, imprevisible. Fue el grito en medio del miedo, el cuervo que canta en el cementerio y también el padre de familia que salía en la MTV diciendo “I love you Sharon” entre bostezos y pintando mandalas. 

Su cuerpo llevaba años pidiendo descanso. En 2020 le diagnosticaron Parkinson, poco después de una caída que complicó todo. Pero Ozzy era terco hasta para morirse, y decidió aguantar cinco años más. Hasta hoy.

Hace apenas dos semanas, subió por última vez a un escenario. Fue en Birmingham, su ciudad. El concierto se llamó Back to the Beginning y fue un regalo: una despedida elegante, sin aspavientos. Él lo sabía. Nosotros, también, pero os juro que no lo quise ver. No entendía el mundo del rock sin Ozzy. 

Me muero de pena y a la vez tengo una sonrisa en la boca y mucha alegría de ver que se fue como vivió. En el escenario. Que se le respetó y se le amó. Que recibió su homenaje en vida. En su trono de Principe de las Tinieblas. En su ciudad. Con su gente y con el corazón de miles de los que no pudimos asistir a ese más que merecido homenaje

🖤 No hay metal sin Ozzy

Si Black Sabbath inventó el heavy metal, fue porque Ozzy tenía esa voz imposible, ese don gutural de sonar como un niño poseído y un anciano sabio a la vez.
Nadie más ha tenido esa mezcla de candidez y oscuridad. Ni la tendrá.

Hoy se muere una leyenda, sí. Pero también se muere una forma de entender la música: sin filtros, sin disfraces, sin pretensiones. Ozzy nunca quiso ser perfecto. Quiso ser él. Y nos enseñó que eso era suficiente.

🌑 Se apaga el escenario. Pero la música sigue.

Nos quedamos con sus discos, sus caídas, sus locuras. Con ese murciélago en el recuerdo, con el reality que cambió la tele, con Mr. Crowley sonando a medianoche cuando todo se rompe.

Gracias, Ozzy.
Por tu voz, por tu entrega, por tu humanidad.
Porque sin ti, el rock no sería lo que es.

Nos vemos en el backstage. La música no volverá a ser igual sin ti.

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