¿A QUÉ PRECIO GRITAMOS? ÉTICA Y RESISTENCIA EN EL METAL ACTUAL


Lo que está sucediendo en la franja de Gaza es un GENOCIDIO. 

Si no estás de acuerdo con esta afirmación, creo que deberías dejar de seguir leyendo. Es triste ver imágenes que parecen sacadas de otros tiempos, si no fuera porque son en color. 
Niños y jóvenes muriendo, no solo por las balas y las bombas, que ya es vergonzoso. También de hambre y esto es un hecho reconocido por Naciones Unidas. (GAZA SE MUERE DE HAMBRE). Y no, lo que ocurre en la franja no es una guerra. Es una vergüenza para la humanidad

Me cuesta muchísimo escribir este artículo. Muchísimo. No os imagináis cuanto. Y no. Este artículo no tiene música sugerida. Me parece un tema doloroso y muy serio para poner música

Pero vayamos a Viveiro. Como cada verano se celebra el Resurrection Fest.  El cartel era brutal, las entradas volaron y el festival prometía ser legendario. Lo fue. Pero también fue algo más.

Mientras miles alzaban los cuernos al cielo entre pogos y guitarrazos, por debajo retumbaba una pregunta que aún no me quito de la cabeza: ¿qué hacemos cuando la música que amamos está financiada con dinero que no querríamos en nuestras manos?

🎸 Un gran cartel… ¿al peor precio?

No se puede negar lo evidente. Resurrection Fest batió todos sus récords: más de 141 000 asistentes de más de 40 países, Judas Priest celebrando 50 años con un directo impecable, Korn aplastando los escenarios, Slipknot dejando claro que siguen siendo una apisonadora enmascarada.

El ambiente fue eléctrico, sí. Pero ¿también raro?. ¿Algo había cambiado?. Bandas como Gigatron y Crossed anunciaron que se bajaban del cartel. No por dinero, ni por logística: por principios.

Ambas denunciaron los lazos del festival con Superstruct Entertainment, una promotora de festivales que ahora pertenece a KKR, un fondo de inversión estadounidense con tentáculos en todo tipo de industrias, incluidas algunas vinculadas al conflicto en Palestina, a la industria armamentística y a los asentamientos ilegales en Cisjordania.

⚠️ ¿Qué pinta un fondo como KKR en el mundo del metal?

Buena pregunta. Y dura de tragar.

En 2024, KKR desembolsó más de 1.300 millones de euros para quedarse con Superstruct. Desde entonces, tienen en sus manos más de 80 festivales, entre ellos Resurrection, Wacken, FIB, Sónar o Monegros.

Lo que ha encendido la mecha no es solo que KKR sea un gigante financiero, sino su historial de inversiones en empresas tecnológicas que trabajan con el ejército israelí o con la construcción de viviendas en territorios ocupados. En pocas palabras: dinero que contribuye —directa o indirectamente— a sostener un conflicto armado.

Y claro, cuando ese dinero empieza a financiar la música que escuchas… cuesta mirar hacia otro lado.

💣 Residente, y la decisión de no callar

No solo el metal ha dicho basta. El rapero Residente —al que respeto profundamente precisamente por su coherencia— anunció que cancelaba su actuación en el FIB y Morriña Fest. Sus palabras fueron rotundas:

“No puedo participar ni un solo segundo en algo relacionado con esta tragedia (…) No quiero que ni una sola persona piense que estoy avalando algo así”.

Su decisión abrió una grieta. Ocho artistas más se sumaron. El Morriña tuvo que devolver entradas. Y muchos empezamos a hacernos preguntas incómodas.

🤘 El metal siempre tuvo ideología política

Esto no va solo de Israel y Palestina. Va de algo más profundo. El metal nació como un grito incómodo, como una forma de canalizar la rabia, la injusticia, la rebeldía. ¿Dónde queda todo eso cuando los festivales que nos hacen vibrar dependen de fondos que invierten en guerra, control y opresión?

¿Podemos celebrar mientras ignoramos quién paga el escenario?

No soy ingenuo. Organizar un festival como el Resurrection cuesta millones. Las infraestructuras, la seguridad, el sonido… Pero si la única forma de sostenerlo es aceptar dinero de quien lucra con el sufrimiento, ¿no estamos traicionando el alma de todo esto? 

Quizá a quien más entiendo es a los músicos. Para muchos los festivales veraniegos son la fuente de ingresos principal de sus giras. Algunos han mostrado su apoyo con banderas y eslogans en el escenario. Y los entiendo porque quien más y quien menos tiene "incoherencias morales" en su puesto de trabajo. Pero... ¿Qué nos queda como público? Por supuesto que es licito asistir, no lo pongo en duda pero ¿nuestra protesta es más "postureo de salón"?  ¿Somos capaces de olvidar el sufrimiento o la ética por la asistencia a un festival?. Vaya por delante que respeto a todo aquel, que en el ejercicio de su libertad, decida ir o no hacerlo a estos festivales. Y que conste que me centro en Resurrection Fest porque es el que más conozco. No vengo a repartir carnets de nada, lo dije hace poco en otro artículo. Sólo reflexiono, más para mi mismo y para quien me quiera leer. 

💥 No hay respuestas fáciles… pero hay preguntas necesarias

He visto a muchos defender que la música debe estar por encima de la política. Que lo importante es el directo, el pogo, la conexión.

Y en parte tienen razón. Pero también he leído a fans que decidieron no ir este año. A músicos que dijeron no. A otros que actuaron, pero con la mosca detrás de la oreja.

Porque esto no va de tener la verdad absoluta. Va de preguntarse cosas. De mirarse al espejo y decidir qué tipo de comunidad queremos ser. Y eso, al menos para mí, también es metal. ¿Cuando hemos dejado de ser un movimiento reivindicativo contra las injusticias?

Y vuelve el grandísimo melón... ¿Es posible separar el arte del artista?

✊ Epílogo entre acordes

Resurrection Fest 2025 ha sido una barbaridad. Con las mejores cifras de su historia. Pero también fue una llamada de atención. Y no quiero que se olvide entre litros de cerveza y vídeos en TikTok.

Amo este festival. Amo este género. Y precisamente por eso no puedo dejar de preguntarme si el precio que estamos pagando es demasiado alto.

Puede que el futuro del metal pase por aquí. Pero si pasa por aquí, tendremos que hacerlo mejor. Más conscientes. Más firmes. Más ruidosos, sí… pero con sentido.

Porque si no, ¿para qué gritamos?




Comentarios

  1. Lo primero gracias por invitarnos a reflexionar, ser mas conscientes dentro de tanta mentira y manipulacion. Estamos en su sistema y dependemos tanto de esos cerdos! Hacer boicot, sii, todo lo que podamos. Festivales, google, amazon, carrefour, manifestaciones, caceroladas. Cada uno lo que pueda, la situacion lo merece todo. Somos muchas ovejas, todo suma, no nos dejemos vencer ni deprimir porque no hacemos suficiente. Gracias Elros y todos los que despertais consciencias.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Como digo en el artículo, es muy difícil y es una opción muy personal, pero si creo que es necesario. Muy necesario. A pesar de que vivimos en ese sistema que nos lo pone muy difícil. Gracias por venir, leer y reflexionar.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

John Dealer & The Coconuts: "It's On" - Diez años, siete himnos y ni una pista de relleno.

EL ROCK NO ES UN LUGAR PARA JOVENES (AUNQUE ME DUELA)

EL FIN DE UNA ERA. OZZY VUELVE A CASA