LA SEÑORA ESCUCHA "DESTINO" DE 51 GRADOS



Nuestra amiga y colaboradora GEMA LOPEZ, se pone a escuchar uno de los discos que más nos ha marcado este año. Uno de los grupos que nos sorprendió y que se hizo un hueco en nuestros corazones no solo a nivel musical. 
La Señora, nos cuenta sus opiniones sobre "Destino" de 51 Grados. 


Aquí estamos de nuevo, descubriendo a fondo a los vallecanos 51 Grados, cuyo último trabajo, ‘Destino’, llevo escuchando de corrido dos semanas en mis eternos viajes en metro. No es fácil analizar un subgénero con el que no te has enfrentado nunca, papel en blanco mediante. Porque lo que este trío hace no se llevaba en mis tiempos, este rock duro distorsionado, que bebe a grandes tragos de lo que se hacía en Seattle en los años 90. 

Se nota el influjo del grunge y del indie de estos años, aunque con cierto toque de modernidad en su sonido. Según sus propias palabras, sus influencias reconocidas son Queens of the Stone Age, Berri Txarrak, Havalina, Toundra, Oceansize, Porcupine Tree e incluso Uzzhuaia, aunque escuchándoles se nos vienen a la mente unos incipientes Sôber, Smashing Pumpkins y hasta Los Planetas, a través de unas letras reflexivas y, en bastantes ocasiones, tristonas. Que, por otra parte, chocan como dos trenes de mercancías con el diseño del libreto, muy pop, de colores alegres y sabores dulces (eso sí, con una amarga sorpresa).
En general, el disco está plagado de canciones más bien cortas, de unos tres o cuatro minutos en su mayoría, con riffs pegadizos, distorsionados, contundentes, que probablemente estarán funcionando a la perfección en sus directos. Como el de Estigma, el tema que abre este trabajo de 51 Grados. Una canción que intenta hacernos despertar a realidades cercanas de una forma poética con letras ambiguas que nos hablan de procesos internos, sentimientos frustrados… siempre en clave amarga.
De nuevo nos encontramos con otro riff de esos que se incrustan en el cerebro en el que ha servido como single de adelanto: Desconexión, un ritmo rápido que nos arrastra a su terreno con una batería también protagonista que no deja de marcarnos su ritmo incesante, a veces frenado por el estribillo, o por los gritos desgarradores de Carlos González. También en Cometas, que habla de la soledad, del sometimiento y de la necesidad de despertar.
Más lentas son Déjame, una balada triste en la que se reconoce la difícil situación del que pierde a una persona en su vida y ansía recuperarla. O Destino, con un ritmo que te mece como un barco en medio de un mar en calma. En canciones como éstas predominan los sonidos amargos, desasosegantes, con voces lastimosas que a menudo acaban transformándose en un grito de pura rabia.
 Tras abordar conceptos críticos como el de la muerte y el tiempo en Nueve Mundos, cargada con un estribillo potente de esos que gustan en pleno directo, el trabajo pone punto y final con Faro, la que probablemente es la canción más larga. Lenta de arranque, culmina con el metal atronador que deja claro al oyente que el final está cerca. Aunque no os fieis, aguantad y os encontraréis una pista oculta, un bis inesperado que dista poco del resto de las composiciones en lo que respecta a forma y fondo.
Fruto de su enlace con el sello discográfico Entrebotones, ‘Destino’ ha sido grabado en los Estudios Uno con Eduardo Molina III como capitán de barco (de la producción) y Manuel Tomás como segundo de abordo (a las mezclas). Y por lo que he ido oyendo, se ha convertido en la evolución lógica de ‘Miedo’, el EP que grabaron en 2015, y de ‘La conjunción de los opuestos’, ópera prima de la banda que se publicó en 2013. Ahora están al frente de la banda Carlos Gonzalez (voz y guitarra), Rodrigo Montoro (batería) e Iván Porrero (bajo), que ha sustituido a Alfonso Berrocal.
Desde La Puerta les deseamos larga y próspera vida… y que nos den muchos y buenos conciertos. 

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