Vergüenza Mundial

Sport Ilustrated Soy futbolero. Quizá no de los que se saben las alineaciones que hicieron a su club campeón hace 20 años, pero si, soy futbolero. Me gusta seguir al equipo del que soy desde niño, porque ya lo dijo un sabio, se puede cambiar de ciudad, de país, incluso de religión, pero no se puede cambiar de equipo de futbol. (La frase del sabio, por si alguno la recordáis, también tenía un toque machista que he decidido omitir) Viví en Argentina, un tiempo. Seguí al equipo que conquistó mi corazón en un torneo clausura y un apertura. Me acogieron con los brazos abiertos y considero al país austral mi segunda casa. Así que si, enhorabuena por la nueva estrella, porque se lo que significa el futbol en ese país. No reniego de mis colores ni de mi afición al futbol. Al de verdad. Al de las rodillas raspadas en campos de arena, el de los partidos de amigos, el de las piedras haciendo porterías y el portero delantero, al de las canchas de Marangoni. A las pachangas de colegas. A...